jueves, 29 de noviembre de 2012

El Conde de las Divas



Conde Hippie - El Divo de los efectos 

Dibujo de Huella 

RTE: MANUELA Y ANDRES



Al fondo de un callejón angosto divisó una tenue luz. Se acercó despacio y temerosa ante ese lugar desconocido.
Desde afuera vio el interior de un pequeño bar. Un viejo mostrador de madera finamente tallado. En la pared de atrás un gran espejo era el centro de repisas con bebidas. Había unas pequeñas mesas con sillas tapizadas en rojo. La luz tenue provenía de unas arañas que colgaban del techo.
Se sentía acogedor allí, por lo menos seria más confortable que afuera bajo la lluvia.
Entró despacio, una campanilla sonó cuando abrió la puerta.
Se acercó al mostrador y preguntó por Andrés.
- Allí está – le dijo el hombre haciendo un movimiento con la cabeza hacia un rincón.
- Gracias – le contestó Manuela
Se dirigió despacio hacia el rincón. Allí había un hombre sentado de espaldas con una taza de café frente a él. Se quedó parada observándolo por un momento.
Sentía una extraña sensación, mezcla de sentimientos. 
Cuando al fin logró hablar: 
- Hola, ¿vos sos…?
El giró su cabeza, la miró a los ojos
-Si vos sos Manuela, sí, yo soy Andrés.
- Sí, soy Manuela
Se puso de pie frente a Manuela y se recorrieron mutuamente con la mirada sin pronunciar palabra, tratando de reconocerse, en verdad si se conocían, pero no así. Conocían solo su interior, sus letras dibujadas en un papel de carta.
Conocían sus formas de ser, de pensar, ambos tenían fotos del otro. Pero ahora no había palabras sino un cruce de miradas.
Andrés reconoció sus labios, esos que ella le estampaba cuando le escribía.
Manuela aspiró hondo y se llenó del perfume que había viajado impregnado en el papel.
Al final, se fundieron en un profundo y prolongado abrazo, el primero luego de un año.
El mozo se acercó con el café, Manuela lo bebió despacio, Andrés tomaba el suyo, no había sonidos, solo miradas, miradas de dos personas que se conocían y a la vez se estaban conociendo.
Dos personas con una historia de amor surgida a través de cartas, palabras dibujadas en el papel describiéndolos tal cual eran.

No existe diferencia entre la forma de conocer gente en el medio virtual y la de conocerla mediante una carta como antes.
Simplemente la tecnología inmediatizó el mensaje e hizo que ahora se puedan conocer de manera más completa, cuerpo y voz, pero el fin sigue siendo el mismo: conocer.
Tanto antes como ahora pueden surgir grandes historias de amor y amistad.

Mafiqui

viernes, 23 de noviembre de 2012

Alegria



La alegría agita un retozar de amor
campo agreste de la calma traviesa.
Se escucha frágil, sonido halagador
Mi espíritu nuevo que se expresa.

Se siente fresca, la paz y el candor.
Serena en calma amor se confiesa
Desnudando virgen, matiz del color.
Vida nueva en gran alegría presa.

Grita adentro del arisco corazón.
Su optimismo con estruendo ¡el amor!
Con pujante ímpetu en blando sueño

Dulce capricho de luna y pasión.
Cubriendo lo oscuro de mordaz temor.
En su tino de luces, el ensueño.


Huella 

La lluvia


Caen las gotas del cielo lloroso,
parturientas engendran otras gotas.
Se cuajan en silencio con reposo,
formando sus cristales en las hojas.

Ella dispersa su pelo canoso,
bautiza con hilos fríos la caras
Las penas deja en el suelo lodoso,
enterrando mi pasado en las grietas.

La lluvia se abre plateada en el cielo,
deja caer la vida en línea recta,
saciando los vacíos que despiertan.

La lluvia evoca la nostalgia en duelo,
Va con alma hacia una cama perfecta.
donde duermen recuerdos que bostezan.

Huella 


miércoles, 21 de noviembre de 2012

Los beneficios de la lectura




De la lectura de los primeros jeroglíficos esculpidos en piedra a la de la tinta de los pergaminos, o a la lectura digital, el hábito lector ha discurrido de la mano de la historia de la humanidad. Si la invención de la escritura supuso la separación de la prehistoria de la historia, la lectura descodificó los hechos que acontecían en cada época. Los primeros que leyeron con avidez fueron los griegos, aunque fuesen sus esclavos quienes narraban en voz alta los textos a sus amos. Siglos más tarde, la lectura se volvió una actividad silenciosa y personal, se comenzó a leer hacia el interior del alma. “Los grecolatinos vinculaban la lectura a la lista de actividades que había que hacer cada día”, sostiene Gabilondo. “Convirtieron el pasatiempo en un ejercicio: el sano ejercicio de leer”. Fueron los romanos quienes acuñaron el “nulla dies sine linea” (ni un día sin [leer] una línea).


¿Por qué es tan saludable? “La lectura es el único instrumento que tiene el cerebro para progresar –considera Emili Teixidor–, nos da el alimento que hace vivir al cerebro”. Ejercitar la mente mediante la lectura favorece la concentración. A pesar de que, tras su aprendizaje, la lectura parece un proceso que ocurre de forma innata en nuestra mente, leer es una actividad antinatural. El humano lector surgió de su constante lucha contra la distracción, porque el estado natural del cerebro tiende a despistarse ante cualquier nuevo estímulo. No estar alerta, según la psicología evolutiva, podía costar la vida de nuestros ancestros: si un cazador no atendía a los estímulos que lo rodeaban era devorado o moría de hambre por no saber localizar las fuentes de alimentos. Por ello, permanecer inmóvil concentrado en un proceso como la lectura es antinatural.




Según Vaughan Bell, polifacético psicólogo e investigador del King’s College de Londres, “la capacidad de concentrarse en una sola tarea sin interrupciones representa una anomalía en la historia de nuestro desarrollo psicológico”. Y aunque antes de la lectura cazadores y artesanos habían cultivado su capacidad de atención, lo cierto es que sólo la actividad lectora exige “la concentración profunda al combinar el desciframiento del texto y la interpretación de su significado”, dice el pensador Nicholas Carr en su libro Superficiales (Taurus). Aunque la lectura sea un proceso forzado, la mente recrea cada palabra activando numerosas vibraciones intelectuales.


En este preciso instante, mientras usted lee este texto, el hemisferio izquierdo de su cerebro está trabajando a alta velocidad para activar diferentes áreas. Sus ojos recorren el texto buscando reconocer la forma de cada letra, y su corteza inferotemporal, área del cerebro especializada en detectar palabras escritas, se activa, transmitiendo la información hacia otras regiones cerebrales. Su cerebro repetirá constantemente este complejo proceso mientras usted siga leyendo el texto. 
La actividad de leer, que el cerebro lleva a cabo con tanta naturalidad, tiene repercusiones en el desarrollo intelectual. “La capacidad lectora modifica el cerebro”, afirma el neurólogo Stanislas Dehaene, catedrático de Psicología Cognitiva Experimental del Collège de France en su libro Les neurones de la lecture (Odile Jacob). Es así: hay más materia gris en la cabeza de una persona lectora y más neuronas en los cerebros que leen. El neurocientífico Alexandre Castro-Caldas y su equipo de la Universidad Católica Portuguesa lo demostraron en uno de sus estudios, junto a otro curioso dato: comparando los cerebros de personas analfabetas con los de lectores, se verificó que los analfabetos oyen peor.





“Hay que leer con intensidad, despacio, con cuidado, viviendo la vida de las palabras”, dice Gabilondo. Al cobrar vida cada palabra, la imaginación echa a volar. El poder de la mente es tan fuerte que recrea lo imaginado, activando las mismas áreas cerebrales que se accionarían si se ejecutara la acción en la realidad. Lo demuestra un estudio de la Universidad de Washington a cargo de la psicóloga Nicole K. Speer. En un artículo publicado en la revista Psychological Science en el 2009, Speer afirma: “Los lectores simulan mentalmente cada nueva situación que se encuentran en una narración. Los detalles de las acciones registrados en el texto se integran en el conocimiento personal de las experiencias pasadas”.


Además de alimentar la imaginación y favorecer la concentración, la lectura ayuda a mejorar algunas habilidades sociales, como la empatía. Un ávido lector rápido aprende a identificarse con los personajes de las historias que lee y, como bien sostiene Emili Teixidor, “está más dispuesto a abrirse a otras vidas”. El psicólogo Raymond Mar y su equipo de la Universidad de Toronto probaron en el 2006 que las personas que consumen novelas son más empáticas respecto a los lectores de libros especializados o los no lectores. Al medir las habilidades sociales y el modo de interactuar de los dos tipos de lectores, los lectores de géneros literarios resultaron tener una mayor facilidad para ponerse en la piel del otro.





Pero no sólo es más empático quien lee, sino también mejor orador. Como dijo Cicerón, “a hablar no se aprende hablando, sino leyendo”. Lejos de la imagen solitaria e introvertida con la que se identifica al lector, lo cierto es que las personas lectoras desarrollan más sus habilidades comunicativas. “Al enriquecer el vocabulario y mejorar la sintaxis y la gramática; aprendemos a hablar adecuada y justamente”, sostiene Gabilondo. Hacer un correcto uso del lenguaje está bien valorado socialmente, por ello, quienes nutren su dialéctica mediante el hábito lector son percibidos por los otros como personas con gran capacidad de liderazgo. Son más apreciados profesionalmente. Según un estudio de la Universidad de Oxford, la lectura por placer predice el éxito profesional. Quien fue un ávido lector en su adolescencia tiene más posibilidades de triunfar en su madurez. Durante más de dos décadas, el equipo de investigación del psicólogo Mark Taylor analizó los hábitos y actividades de casi 20.000 jóvenes con ánimo de conocer qué actividades predecían el éxito profesional al cumplir 30. Ninguna práctica extracurricular –como hacer deporte o ir al cine–, evaluadas junto a la lectura, lograron tener un impacto significativo en el éxito profesional. Sólo la lectura. Las mujeres que a los 16 años leían libros por puro placer tenían el 39% de probabilidades de alcanzar un puesto de gerencia frente al 25% de las mujeres no lectoras. Para los hombres, que suelen tener más posibilidades de llegar a altos puestos directivos, la cifra pasaba de un 48% entre quienes no leían a los 16 años, a un 58% entre los que sí lo hacían.


Claro que también hay que leer en la madurez y en la vejez. El ejercicio de leer cobra sentido al final de nuestras vidas. Neurólogos y psicólogos recomiendan “la lectura como método preventivo del alzheimer u otras enfermedades neurodegenerativas”, señala el doctor Pablo Martínez-Lage, coordinador del grupo de estudio de conductas y demencias de la Sociedad Española de Neurología. Cuando una persona comienza a padecer síntomas de demencia y a perder autonomía, influyen dos factores: las lesiones que ha producido la enfermedad y la pérdida de la capacidad de compensar. Compensar es poner a funcionar áreas del cerebro que antes no funcionaban, poner en marcha la reserva cognitiva, es decir, la capacidad intelectual acumulada a lo largo de su vida mediante conocimientos y actividades intelectuales. Para disponer de una buena reserva cognitiva es importante tener una vida intelectualmente activa. “Quienes se mantienen mentalmente en forma a lo largo de su vida, corren menos riesgo de padecer alzheimer, parkinson o enfermedades cardiovasculares”, concluye Martínez-Lage.


Los beneficios de la lectura no son únicamente personales. “Leer no sólo afecta a la cultura social, sino también a la economía y al comercio de un pueblo”, sostiene Emili Teixidor. Para el escritor, la lectura ayuda a exportar cultura fuera de nuestro país: “Ya que España no tiene petróleo, ¡tendrá que exportar inteligencia!”. También cabe recordar que a lo largo de la historia la lectura siempre fue uno de los vehículos de la democracia. “En países autoritarios la lectura siempre estará perseguida por contribuir a desarrollar la libertad de expresión, la cultura y la información”, afirma César Antonio Molina, ex ministro de Cultura y director de la Casa del Lector. Leer siempre tuvo el poder de transformar la sociedad, “y, si no, ¡fíjese en todos los que leyeron los evangelios!”, sostiene Teixidor. El escritor recuerda una anécdota, “ahora en el quiosco venden muy barato el Manifiesto Comunista de Karl Marx, en mis tiempos de estudiante hubieran perseguido al quiosquero“. Muchos libros fueron la clave del desarrollo de algunos acontecimientos históricos y ahora, en momentos de incertidumbre y crisis, la lectura debería adquirir protagonismo. No sólo como buena compañera de viaje para evadir y serenar. “No hay que refugiarse en la lectura, sino emplear su capacidad de modificar el estado de las cosas”, dice Gabilondo. Según el filósofo, hay que utilizar el poder de la lectura para transformar la sociedad.


miércoles, 14 de noviembre de 2012

La margarita




La sencilla margarita.
ha atrapado mansa al sol.
Y el astro muy arrugado, 
se volvió como pompom. 
Tira granos de su centro, que arrojados van en son.
Encantando mariposas, 
con ternura y seducción.
La pequeña margarita, 
se derrocha de blancura. 
Cada pétalo en su suerte, ve el destino del amor. 
Quien aclame con ternura, 
el sí con emoción,
ha ganado buen amante, 
para amar con devoción.

Huella, 2008





sábado, 10 de noviembre de 2012

Jazz


(a Louis Amstrong)

Suena el jazz…

Transita en un subterráneo etéreo
con sabor a épocas pasadas,

Mi vida…

Se desfigura al igual que cada acorde.
y las disonancias…
flotan sobre rebeldes notas,
que se acomodan en la imperfección.

El saxofón exhala incienso hipnótico,
toca mi piel…
Y con su sonido maduro degusta mis oídos,
fusionando el suspiro de su boca,
en mi inmensa soledad.

Me dejo caer en el tobogán de sus escalas…
Y la música…. ¡la música!
Se vuelve anárquica como mis pensamientos,

Cada suspensión
desprende un nudo de voces
que aprenden de mi lógica,
cantando mi melodía escéptica
en mohíno juego de fugas e improvisaciones.
Solo el jazz…y yo.


Huella



 


Divas de la locura




Para Huella, el motor que me enseña cada día a amar mas las palabras y el valor que ella tienen para expresar todo aquello que esta en mi alma.
Para vos, Huella, la que siempre admira mis locos escritos, la que con su voz pone sonido a mis palabras.


Aburrida y añorando mis épocas de chat, decidí entrar en yahoo, pasé por varias salas y desembarqué en poesía, debo confesar que hasta ese día no era lo que más me interesaba, pero allí me quedé. Me acomodé en la tribuna del costado, mirando la sucesión de palabras en el escenario y a los protagonistas recitar y pasar música.
En verdad ese día la sala estaba agradable y decidí ponerla como favorita.
Seguí entrando, conocí gente, me llené de palabras y música. Me enseñaron como se usaba el mic y allí fui por todo los implementos necesarios.
Una noche, aún la recuerdo, quedaba allí un Nick, Huella del aire, las dos estábamos en sala y compartíamos música mientras hacíamos nuestros trabajos, en verdad nos hacíamos compañía en la soledad de la noche.
Entre poesía, charlas y música fuimos descubriendo que teníamos mucho en común, formas de ser, historias de vida.
Y seguimos compartiendo sala y ahora se llena de momentos mágicos en los que simplemente nos reímos sin importar lo que nos pasa
Y ahí estamos durante horas,  nos seguimos haciendo compañía, algunos nicks entran, algunos se quedan un rato, aun no sabemos si están mirando y escuchando sin entender o sin creer lo que pasa, pero si vemos que la mayoría  entra y sale como huyendo.
Pero seguimos ahí, inventando historias locas, compartiendo tristezas y alegrías, riendo hasta quedar sin aire, a veces nos preguntamos porque será que no podemos ser más serias y bueno simplemente no podemos, es que la vida ya tiene su cuota de seriedad cubierta y para que ponerle más.
Y así estamos Huella y Mafiqui autoproclamándonos hippies, divas de la locura, compartiendo la sala de poesía, compartiendo tristezas y alegrías, en definitiva, simplemente compartiendo momentos de nuestras vidas.

Mafiqui

martes, 6 de noviembre de 2012

Hoy.... Kiss


Pin Up

Al menos desde la década de 1890, las imágenes de chicas seductoras y sonrientes en poses ingenuas y al mismo tiempo provocativas fueron utilizadas con gran éxito en periódicos, revistas, postales, litografías y carteles publicitarios. Desde 1941, a las ilustraciones o fotografías de estas sugerentes chicas se les conoce con el término inglés pin-up y a las modelos como pin-ups girls.




En el siglo XIX, los dibujos transmitían una imagen de una mujer independiente y segura, mientras que en el siglo XX comienzan a realizarse unas ilustraciones -en las que la mujer se convierte en un objeto sexual provocador- destinadas a pegarse en las paredes de las habitaciones masculinas.
Las primeras pin-ups girls fueron actrices del siglo XIX que utilizaron sus fotografías para promocionarse y aumentar su popularidad. Estas fotografías solían colocarlas en sus camerinos, en los marcos de los espejos, o utilizarlas como tarjetas de visita o de negocios.




Pero también en el siglo XIX algunos ilustradores comenzaron a dibujar bellas jóvenes que, a pesar de sus poses inocentes, o incluso recatadas, desprendían cierto erotismo. Uno de los artistas más destacables de esta época fue Charles Dana Gibson (1867-1944), colaborador, y después director, de la revista LIFE. Su "Gibson girl" se convirtió en una verdadera celebridad y el primer arquetipo de belleza femenina estadounidense. Y es que, en la época victoriana, los ilustradores de revistas populares podían llegar a tener tanta influencia en la sociedad como las películas y la televisión hoy en día.

Ya en el siglo XX, las pin-ups comenzaron a representar otros valores diferentes. Como ya mencionamos, en el siglo XIX, a pesar del erotismo de las imágenes, las ilustraciones ofrecían una imagen de la mujer decidida e independiente; en el siglo XX, comienzan a realizarse unas pinturas con un contenido sexual mucho más explícito, en las que la mujer se convierte en un objeto de deseo.

Durante la Segunda Guerra Mundial, las ilustraciones de las pin-ups girls tenían el principal objetivo de subir la moral a los soldados norteamericanos. Las imágenes de estas chicas aparecían en los tanques, camiones y aviones militares y hasta el gobierno encargó carteles que los soldados se llevaban al frente.





Uno de los más famosos artistas pin-up del siglo XX fue Alberto Vargas, colaborador de la revista Esquire y de Playboy. Desde 1919, se dedicó a pintar a jóvenes americanas, incluyendo a muchas célebres actrices de Hollywood, como Jane Russell, Ava Gardner, Marlene Dietrich, Loretta Young y Marilyn Monroe.
Once años después de finalizar la guerra, la revista Playboy empezó a incluir algunas de las pinturas de Vargas, en las que las chicas aparecían con poca ropa y en posturas especialmente provocativas. Hugh Hefner, fundador y dueño de Playboy, ofreció a Vargas publicar su obra mensualmente. El artista aceptó la oferta pero imponiendo la condición de no dejar nunca al descubierto las entrepiernas de las chicas.





Un ilustrador clásico americano, también muy conocido por sus pin-ups girls, fue Gil Elvgren (1914-1980). Fuertemente influenciado por artistas como Charles Dana Gibson o Howard Chandler Christy, consiguió después un estilo propio muy característico con el que obtuvo un enorme éxito.
Su carrera profesional comenzó a mediados de la década de los años 30 y duró más de cuarenta años. Entre sus clientes más importantes se encontraban los editores Brown y Bigelow, con los que colaboró durante décadas, Coca-Cola y la General Electric. Además, durante los años 1940 y 1950 ilustró cuentos para una gran cantidad de revistas, como The Saturday Evening Post.







En la actualidad, algunas cantantes y actrices célebres utilizan, en ocasiones, el sensual estilo de las pin-ups girls de las décadas de los años 40 y 50.




FUENTE: http://www.ovejaselectricas.es/




viernes, 2 de noviembre de 2012

Renacimiento


 «Renacer», oleo de Laura Sousa

La palabra es fiel y tan nuestra,
recoge lo más salvaje de la pena,
y devuelve amor con fe ciega.

¡Basta ya de plegarias destructivas!
¡Basta ya de lamentos y heridas!
Morir deseo este egoísmo destructivo,
que se apodera de mí y me roba un poco de vida.

En el camino aparecen luces inesperadas,
dulces destellos que el bien encarnan,
y entonces nuevamente sentenciada,
valoro la libertad que me devuelve a ti, palabra.

En la oscura niebla de este fugaz sollozo,
abro ya curada un terreno nuevo,
tu presencia en mi, bendita palabra,
hace que muera  en mi toda arrogancia.

Veo ahora huir las penas,
segregarse deleitosa  una redentora respuesta,
ser yo frente a la existencia,
un ser más humano que progresa.

Huella



Amistad a la distancia




Amistad a la distancia,
es la nuestra desde que nos conocimos.
Amistad a la distancia,
es la que unió nuestras melancólicas almas.
Amistad a la distancia,
es la que compartimos
en la sala entre música, risas y charlas.
Amistad a la distancia,
bella y doliente amistad,
la que no me permite darte un abrazo
cuando sobran las palabras.
La que no me permite en tu gran dolor
secar tus lágrimas.
La que no me deja mirarte a los ojos
para asegurarte que a tu lado estoy.
Pero ¿sabes algo amiga?
Para nuestras almas no hay distancia
Porque pase lo que pase,
ellas pueden viajar a unirse con su alma amiga.


Pase lo que pase,
ellas siempre pueden estar unidas,
en los momentos de grandes tristezas,
o en los de grandes alegrías.
Nuestras almas viajan a darse ese abrazo
que tanto se necesita.
A secar esas lágrimas que quedan en la garganta.
Amistad a la distancia es la nuestra amiga.
La que se desarrolla y atraviesa la pantalla,
la que forjamos cada día,
la que nos ayuda a superar la melancolía.
La que simplemente, se forjó
y crece entre música, risas, charlas y poesía.

Mafiqui


Charlie Parker - Summertime (Jazz Instrumental)



Algunos de nuestros gustos musicales

Instrucciones para subir una escalera - Julio Cortazar



¿Adonde llevará? - Mafiqui


Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se sitúa un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso.
Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en ‚este descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie).
Llegado en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso