miércoles, 17 de octubre de 2012

Mi alma




La edad la determina el alma. Sí, esa es mi convicción.
¿Quién puede decirnos si somos jóvenes o viejos?
Es que ¿existe un parámetro para medirnos?
Creo que no. Si se guían por el cuerpo cansado de arrastrar el dolor y los malos momentos de la vida pues bien, ahí sí, me declaro mayor. Pero si se guían por el alma, ahí no, mi alma quiere seguir viviendo y por mucho tiempo más. Es que ella perdió el tiempo padeciendo algunos dolores y está empecinada en mantenerse joven.
Ella es atemporal y puede manejar su plan como más le guste. Yo la dejo que sea libre, ya pasó el tiempo de ser alma apenada, dominada por el dolor, con su mueca de tristeza, con los ojos cansados de llorar.

En esa región del alma, ahora deja que el sufrimiento la invada por momentos nada más, pero no le da tiempo a que se le instale del todo y cuando siente que la invade, corre presurosa a buscar consuelo y lo encuentra en un mínimo afecto, una sonrisa que roba por allí, una mínima caricia, un suave beso. Eso es suficiente para ella y si la pena es más profunda la transforma en palabras, palabras que quedan marcadas en el papel como una forma de descarga y es así que mi alma, mi espíritu sigue siendo joven y mi cuerpo solamente sirve para transportarla. Llevarla por ahí a descubrir todas las  almas de las cosas y de la gente linda que la rodean.

Mafiqui

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